Cómo me equivoqué creyendo que nunca te irías de aquí. Qué estúpida fui por tanto llorarte, malgasté lágrimas como para llenar mi bañera y mojé tantas veces mi almohada que ni en verano logró secarse. Te llevaste demasiado cuando dejaste de merecerlo todo, y no tuve opción a preguntas, ni ofreciste explicaciones.
Pero gracias, ya no me cabe ninguna duda. Nunca dejamos de ser incompatibles. Nunca dejaste de ser el niño rebelde que yo conocí, y del que inexplicablemente, me enamoré.. como loca, como tonta, como lo que nunca dejé ser: otra niña rebelde a su manera.
Cuántas lunas te esperé, cuántas noches te extrañé, cuántos recuerdos taladraban mi cabeza. Cuánto sufrí cada vez que caí de nuevo en tus manos.. hasta que me dí con el suelo, y decidí que nunca más dependería de ti.
Hace miles de horas que perdiste el poder que concede el amor y ya no puedes destruirme. Jamás te consentiré que vuelvas a entrar, aquí sólo queda espacio para
Tienes que saber que si me paro a pensar un minuto en ti, mi mente no sabría por dónde empezar, pues todo lo que lleva tu nombre está borroso. Lo único que hoy puedo reconocer orgullosa es que por fin, y solamente gracias a ti, YO YA NO TE QUIERO!